A la hora de asegurarnos de que nuestro hogar permanezca en las mejores condiciones de higiene posible, hemos de asegurarnos de consolidar y mantener una rutina de limpieza que nos ayuden a lidiar con la suciedad que se acumula en los distintos rincones de la vivienda. Pasar la aspiradora, fregar los suelos, limpiar electrodomésticos... y mucho más. Ante la complejidad que plantea el compatibilizar los hábitos de limpieza con nuestro día a día, hemos de tener claros los hábitos de limpieza a seguir para poder organizarnos como es debido.

Pero, ¿tan importante es la higiene en el hogar y establecer una rutina de limpieza?

Lo cierto es que la limpieza del hogar resulta esencial para nuestra salud. De hecho, una limpieza diaria consigue lidiar con sustancias y condiciones ambientales capaces de afectar a nuestra salud, tales como los ácaros, el pelo de las mascotas o el polvo, entre otras partículas. La eliminación de la suciedad interior también es muy importante a la hora de deshacernos de la suciedad que tiende a acumularse en las superficies y en el ambiente interior general de nuestro hogar, y que puede dar lugar a una contaminación que es mucho más prominente dentro de una casa que en el exterior.

Además de beneficios para nuestra salud física, mantener una rutina de limpieza también contribuye a mejorar nuestro humor. Una casa limpia y ordenada es capaz de hacer que sus inquilinos disfruten de una mayor sensación de bienestar, lo que supone un aspecto extremadamente positivo para la mejora del humor y de nuestras sensaciones generales. Según aseguran numerosos profesionales del campo de la psicología, existen personas con especial sensibilidad al desorden que se ven afectadas por el ruido o desorden visual, razón por la que se debe asegurar que la casa permanezca lo más ordenada posible. Tener una casa desordenada y poco limpia puede provocar que nos martiricemos y acabemos por auto compadecernos, comportamiento que debemos evitar a toda costa para no estancarnos.

Hábitos de limpieza para el hogar

En los siguientes apartados, vamos a contarte 4 hábitos que puedes incorporar a tu rutina de limpieza para lograr un acabado impoluto para tu hogar:

Limpieza intensiva de baños

Sin lugar a dudas, una actividad que debe incorporarse en la rutina de limpieza. A ser posible, se debe evitar guardar los artículos de limpieza del baño en esta habitación, haciendo uso en su lugar de un armario en el cuarto de la colada o despensa para tenerlo todo en un mismo sitio. En el caso de que tu domicilio cuente con dos cuartos de baño, se recomienda limpiarlos procurando invertir el mínimo tiempo necesario en ello. Recomendamos el uso de limpiadores multiusos ecológicos, limpiadores de inodoro y cepillo, limpiadores de cristal y, para aplicar dichos productos, almohadillas de limpieza y paños de limpieza hechos de algodón, lino o bambú.

Erradicar el polvo de las superficies

Quitar el polvo conforma otra de esas tareas de limpieza que sí o sí deben hallarse dentro de tu planning de cuidado del hogar, al hacer que los muebles y objetos se vean mucho más bonitos y limpios. Muchas personas suelen hacer uso de trapos de microfibra con limpiadores para muebles para llevar a cabo esta tarea, pero con el paso del tiempo esto se ha simplificado mucho gracias a la aparición de cepillos de madera especialmente diseñados para lidiar con el polvo. También puedes emplear limpiadores multiusos e, incluso, cera para muebles que te permita acabar con esas molestas manchas de dedos y de pintura que puedan dejar sobre estas superficies los más pequeños de la casa.

Dedícale 15 minutos a una rutina de limpieza y, si puedes, haz una limpieza algo más profunda enfocada a tratar con las esquinas y rincones más complicadas de acceder.

Aspirar los suelos del hogar

Una tarea que tampoco puede faltar en tu rutina de limpieza: pasar la aspiradora. Te recomendamos que te muevas rápidamente y, en caso de vivir en una casa, comiences por el segundo piso, lidiando con el polvo y la suciedad de la habitación más alejada de las escaleras. Pásala bien por todos los dormitorios, cuartos de baño, por el pasillo de arriba y demás para, después, pasar a la planta inferior. Presta atención también a las esquinas y, en especial, a las alfombras, lugares en los que se tiende a acumular mucho polvo y gérmenes. En lo que respecta a la aspiradora, asegúrate de que esta funcione como es debido, y usa siempre movimientos en forma de W para que, de esta forma, te asegures de cubrir todas las zonas. 

Después de aspirar los suelos, lávalos

Pese a que lo ideal sería aspirar y fregar los suelos el mismo día, no siempre vamos a contar con el tiempo ni con las energías necesarias para ello. Es por ello que, por lo general, se recomienda hacer esta tarea el día después de haber tratado con la suciedad acumulada en su superficie con la aspiradora. Para fregar el suelo, bastará con usar agua caliente y un poco de jabón negro como solución de limpieza, aunque también conseguirás buenos resultados con cualquier otro producto de limpieza para el suelo que tengas a mano. Recuerda mover la fregona en forma de S para, de esta manera, garantizar que toda la superficie tratada quede igual de limpia.

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